|
|||||||||||||||||||||||||
En 1926, de vuelta en Madrid, colabora con el Centro de Estudios Históricos, formado por un grupo de investigadores reunidos por Ramón Menéndez Pidal. En 1932 fundó la revista “Índice Literario”, cuya finalidad era informar a los hispanistas de las novedades literarias españolas. Fue secretario de la Universidad Internacional de Santander, inaugurada en 1933, hasta 1936, fecha en la que, exiliado por la guerra, marcha a América como profesor visitante al Wellesley College, en Puerto Rico y en la John Hopkins University de Baltimore. Ya no volverá a España, pero este período será fecundo en conferencias, trabajos y libros. Recorre múltiples universidades americanas; imparte clases en Baltimore y en la Universidad de Puerto Rico entre los años 1943-1946. Murió en Boston en 1951 y está enterrado en San Juan de Puerto Rico. Sobre su personalidad dirá Marichal: “Yo diría que Pedro Salinas era un hombre a la vez abierto y tímido, extraordinariamente expansivo y, sin embargo, cerradamente pudoroso”.
Gerardo Diego, en su Antología, define su obra como auténtica, bella e ingeniosa. En ocasiones se le ha tachado de poeta intelectual; sin embargo, la vida, el mundo que le rodea, es la base de sus escritos, si bien no se puede olvidar que la realidad sufre un proceso de idealización. La inteligencia viene después de una percepción sensorial y se apoya en el sentimiento. Además, Salinas, como protagonista concreto, con una situación espacio temporal definida, nos va a permitir seguir sus transformaciones en sus obras. En su poesía se dan vanguardia y tradición entrelazadas. Su búsqueda de la esencialidad hace creer a los lectores que es un poeta sencillo (si nos atenemos al léxico no rebuscado), pero complejo al querer expresar la profunda complejidad de la realidad. El tema central en su poesía es el del amor. Salinas es, como Garcilaso en el siglo XVI, Bécquer en el XIX o Aleixandre en el XX, uno de los grandes poetas amorosos de la literatura española. Salinas trata el tema de modo conceptual: Razón de amor que canta «el dulce cuerpo pensado» de la amada. Se ha dicho que ésta es una «lírica del vocativo» (Julián Marías). El poeta no sólo canta a la amada, sino para ella y por ella: La voz a ti debida. Mas, ese tú, a la vez que plenamente personal, es, antes que el correlato del yo, la creación de éste, su conciencia o concepto, el necesario término relativo de la actividad mental del amante, como señala muy bien Spitzer. Poesía, pues, del tú, pero también; y sobre todo, del yo: idealismo y relativismo poéticos, visión subjetiva de las cosas en mi, en el sujeto pensante. Ese tú es un tú real, de carne y hueso, de cuerpo y alma; pero su realidad física nos escapa, porque queda abstraída en la pura señal del pronombre: Para vivir no quiero islas palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres!
Etapas de su obra 1. Primera etapa: Presagios (1923); Seguro azar (1929); Fábula y Signo (1931) Sus poemas se caracterizan por depurados contenidos, sencillez expresiva, aunque a veces se pueda rastrear el influjo gongorino, y otras el tono ingenioso e intelectual. Sin embargo, no se olvida de acercarse a lo humano, el amor, la contemplación del mundo... Hay que hablar de un diálogo creador entre el yo lírico y el tú de las cosas, representante del mundo que circunda. Siente predilección por los metros cortos, sin rima o asonantados. Le interesa más el concepto que la forma, por ello buscará una forma fácil, con lenguaje sencillo. Presagios (1923).- muestra alguna influencia de Juan Ramón Jiménez y alguna huella de Unamuno y Antonio Machado. Seguro Azar (1929) y Fábula y signo (1931).- en ellos se acentúan los rasgos más personales que iban a caracterizar su poesía: un lirismo intelectual de una sutileza e ingravidez poco frecuentes en la poesía española, que culminan en el libro que la crítica ha considerado su obra maestra, La voz a ti debida. 2. Segunda etapa: La voz a ti debida (1933); Razón de Amor (1936); Largo lamento (1938) La voz a ti debida (1934).- debe su título a un endecasílabo de la Égloga III de Garcilaso; está considerado como un poema unitario, donde pueden rastrearse variaciones sobre el tema amoroso. Es una historia vivida desde la pasión primera hasta la ruptura, pasando por una unión plena y absoluta con la amada, sin que nombre nunca ni a la amante ni a la amada, que aparecen de forma anónima, desprovistos de datos personales; por ello los nombres quedan sustituidos por los apasionados pronombres yo y tú, aunque dejan traslucir la dificultad de comunicarse y el adiós a los amantes. Para Guillén detrás del tú hay una mujer real de carne y hueso, no una ficción; sin embargo, otros críticos aluden a que el tú es la conciencia del autor; otros, Crispín, ven la obra como un símbolo de la creación y pérdida del edén amoroso. Según algunos críticos, esta obra es la primera de una trilogía que seguirá con Razón de amor y Largo lamento. Los contenidos siguen predominando sobre la expresión, con escasa retórica, los versos cortos y de rima asonantada o inexistente. Largo lamento (1938).- compuesto antes de 1938, algunos poemas de este libro se habían publicado en 1957 con el título: Volverse sombra y otros poemas, si bien la edición definitiva aparece incorporada en sus Poesías completas de 1971, que preparó su hija Soledad Salinas. Debe su nombre a la rima XV de Bécquer. Es un libro de amor, pero en él, a diferencia que en los dos anteriores, la dicha del amor ha sido desalojada por la desolación de un amor que agoniza y muere, que es ya sólo amargo recuerdo, dolorosa elegía. El amor es el tema central de la poesía de Salinas, pero no un amor en abstracto, sino el amor concreto, cotidiano, situado en una realidad temporal que incorpora a la aventura amorosa, vivida como sorpresa incesante, el mundo mecánico que rodea o que utilizan los amantes: el teléfono, el automóvil, el cine, la electricidad, los anuncios luminosos, etc. Salinas canta a la amada como un ser capaz de transfigurar los objetos de su ámbito cotidiano, de reinventar el mundo y sus maravillas. Como en la poesía de Guillén, la vida es de nuevo, gracias a la amada, fábula y prodigio. La amada, criatura mágica, presta un nuevo fulgor a las cosas más vulgares y cotidianas, "La vida es lo que tú tocas" dice Salinas en el primer poema de La voz a ti debida. Hay, pues, cierta idealización de la amada en esos libros, pero esa idealización es compatible con sentir a la amada como una criatura real, cercana al poeta, quien dialoga con ella en su intimidad diaria. Salinas logra acentuar ese cotidiano diálogo con la amada acudiendo al uso frecuente del pronombre de segunda persona. Ese "tú" de los versos de Salinas es la amada concreta, la amada esencial de cada día. La poesía amorosa de Salinas encuentra su mejor cauce en una forma fluida y continua, que apoya su ritmo en el heptasílabo libre como verso dominante, y que no se somete a ningún rigor formal. 3. Tercera etapa: El contemplado; Todo más claro; Confianza. Tras la guerra, Salinas deja la temática amorosa y se centra en el mundo nuevo, sin añoranza del pasado, pero imbuido de la nostalgia que embargó a todos los exiliados; ahora se siente solidario con las angustias del hombre o los valores siempre vigentes. A partir de los años del de exilio, que pasa en Estados Unidos y en Puerto Rico, la poesía de Salinas se hace más inquieta y preocupada, y su temática se ensombrece con motivos dramáticos, como la bomba atómica, tema de su extenso poema "Cero", incluido en su libro Todo más claro (1949). De la obra escrita en América, dos libros fueron publicados muerto ya Salinas: Confianza, que vio la luz en 1955, y Largo lamento, que escrito o terminado en 1938, se incluyó en la edición de Poesía completas publicada por el editor Barral en 1971, con un prólogo de Jorge Guillén. Esta etapa consta de tres libros: El contemplado (1946, publicado en México). Es una obra breve que el autor subtitula Tema con variaciones. Hace referencia al mar de Puerto Rico, contemplado por sus ojos y alma. El mar es el paraíso, primero al alcance del poeta, luego al de todos los humanos. Nominar es poseer lo designado. La mirada del poeta se hace metafísica, ética, mística. Salinas está cerca de San Juan de la Cruz. Todo más claro (aparece en Buenos Aires en 1.949). Reúne poemas escritos entre 1937 y 1947.Todo mas claro es un libro amargo, donde la sociedad de consumo, ensalzada en su primera etapa, se ve como algo trágico ante la aniquilación que puede sufrir la humanidad por los objetos que produce. Es un texto más realista y en él propone a la poesía como organizadora de este mundo caótico, deshumanizado. Confianza (libro póstumo publicado en Madrid en 1955, aunque recoge la poesía de 1942-1944). Es un libro negativo, de desaliento, si bien hay una actitud esperanzada, de contemplación del mundo. La obra expresa bien lo que el poeta no perdió nunca pese a las amenazas que veía surgir por doquier: el amor a la vida, la esperanzana y la confianza en ella. No parecía presentir el autor que le quedaban muy pocos años de esa vida a la que se aferraba con amor. Estos poemas de esperanzana cierran una obra poética en la que son rasgos dominantes la sutileza intelectual, la fluidez de la forma poemática, el sentido espiritual que recrean el mundo para vivificarlo, e iluminan a la amada y a las cosas que la rodean. Siendo de gran calidad su obra poética, no lo es menos la obra en prosa de Salinas, que abordó con la misma fortuna varios géneros: teatro, narrativa, ensayo, crítica literaria. Como autor dramático cultivó un teatro menor, 12 piezas, en un acto la mayoría, en donde mezcla elementos costumbristas y populares con otros de fantasía, como ejemplo en La fuente del arcángel, La cabeza de Medusa, Ella y sus fuentes, La estratosfera -en la que hay alguna huella del teatro de Arniches-, La isla del tesoro y otras. escribió también dos obras de teatro: Judit y el Tirano y El director. Como narrador, aparte de un intento inicial, Vísperas del gozo (1926), en la línea de la novela intelectual y poética de los años veinte, Salinas publicó ya en el exilio dos obras: un libro de relatos, El desnudo impecable y otras narraciones (1951); y una novela, La bomba increíble de 1950, narración fantástica en que aborda como en el poema "Cero", el tema de la bomba atómica. Poseía grandes dotes como crítico literario, claridad de estilo, profunda comprensión y penetración de la obra literaria y ello se muestra en sus más importantes obras de teoría y crítica literaria son: Reality and the poet in Spanish Poetry, Literatura española. Siglo XX (1949), La poesía de Rubén Darío (1948), Jorge Manrique o tradición y originalidad (1947). También es admirable su labor como ensayista: El defensor (1948), Ensayos de literatura hispánica (1958), La responsabilidad del escritor (1961). Se le deben asimismo ediciones de Meléndez Valdés y San Juan de la Cruz, una versión en romance moderno del Poema del Cid y traducciones de Musset, Mérimée y Proust. POEMAS DE PEDRO SALINAS tan clara y abierta, que yo nunca pude entrarme en tu alma. Busqué los atajos angostos, los pasos altos y difíciles... A tu alma se iba por caminos anchos. Preparé alta escala -soñaba altos muros- guardándote el alma- pero el alma tuya estaba sin guarda de tapial ni cerca. Te busqué la puerta estrecha del alma, pero no tenía de franca que era, entradas tu alma. ¿En dónde empezaba? ¿Acababa, en dónde? Me quedé por siempre sentado en las vagas lindes de tu alma. (De Presagios.) Fe mía No me fío de la rosa de papel, ¡tantas veces que la hice yo con mis manos! Ni me fío de la otra rosa verdadera, hija del sol y sazón, la prometida del viento. De ti, que nunca te hice, de ti, que nunca te hicieron, de ti me fío, redondo seguro azar. (de Seguro Azar) Underwood girls. Quietas dormidas están, las treinta redondas blancas. Entre todas sostienen el mundo. Míralas aquí en su sueño, como nubes, redondas, blancas y dentro destinos de trueno y rayo, destinos de lluvia lenta, de nieve, de viento, signos. Despiértalas, con contactos saltarines de dedos rápidos, leves, como músicas antiguas. Ellas suenan otra música: fantasías de metal valses duros, al dictado, Que se alcen desde siglos todas iguales, distintas como las olas del mar y una gran alma secreta. que se crean que es la carta, la fórmula como siempre. Tú alócate bien los dedos, y las raptas y las lanzas, a las treinta, eternas ninfas contra el gran mundo vacío, blanco en blanco. Por fin a la añoranza pura, sin palabras sin sentido, ese, zeda, jota, i... (de Fábula y signo)
Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, irreductible: tú. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes quién es el que te llama, el que te quiere suya, enterraré los nombres, los rótulos, la historia. Iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer.
Y vuelvo ya al anónimo eterno del desnudo, de la piedra, del mundo, te diré: "Yo te quiero, soy yo." (de La voz a ti debida)
Mundo de los prometido Agua. todo es posible en el agua. el mundo que está detrás en el agua se me aclara, y lo busco en el agua, con los ojos, con el alma, por el agua. La montaña, cuerpo en rosa desnuda, dura de siglos, se me enternece en lo verde líquido, rompe cadenas, se escapa, dejando atrás su esqueleto, ella fluyente, en el agua. Los troncos rectos del árbol entregan su rectitud, ya cansada, a las curvas tentaciones de su reflejo en las ondas. Y a las ramas, en enero, -rebrillos de sol y espuma-, les hacen hojas de agua. Porque en el alma del río no hay inviernos: de su fondo le florecen cada mañana, a la orilla tiernas primaveras blandas. Los vastos fondos del tiempo, de las distancias, se alisan y se olvidan de su drama: separar. Todo se junta y se aplana. El cielo más alto vive confundido con la yerba, como en el amor remoto mira en el agua, a su alcance, imagen, voz, fabulosas presencias de lo que ama. Las órdenes terrenales su filo embotan en ondas, se olvidan de que nos mandan; podemos, libres querer lo querido, por el agua. Oscilan los imposibles, tan trémulos como cañas en la orilla, y a la rosa y a la vida se le pierden espinas que se clavaban. De recta que va, de alegre, el agua hacia su destino, el terror de lo futuro en su ejemplo se desarma: si ella llega, llegaremos, ella, nosotros, los dos, al gran término del ansia. Lo difícil en la tierra, por la tierra, triunfa gozoso en el agua. Y mientras se están negando -no constante, terrenal- besos, auroras, mañanas, aquí sobre el suelo firme, el río seguro canta los imposibles posibles, de onda en onda, las promesas de las dichas desatadas. Todo lo niega la tierra, pero todo se me da en el agua, por el agua. ( De Razón de amor.)
El contemplado De mirarte tanto y tanto, del horizonte a la arena, despacio, del caracol al celaje, brillo a brillo, pasmo a pasmo, te he dado nombre: los ojos te lo encontraron, mirándote. Por las noches, soñando que te miraba, al abrigo de los párpados maduró, sin yo saberlo, este nombre tan redondo que hoy me descendió a los labios. Y lo dicen asombrados de la tarde que lo dicen. ¡Si era fatal el llamártelo! ¡Si antes de la voz, ya estaba en el silencio tan claro! ¡Si tú has sido para mí, desde el día que mis ojos te estrenaron, el Contemplado, el constante Contemplado! (De El Contemplado.) El poema
De tus ojos, sólo de ellos, Y si una duda te hace Porque has vuelto los misterios Y nunca te equivocaste,
11 El pájaro. ¿El pájaro? ¿Los pájaros? ¿Hay sólo un solo pájaro en el mundo que vuela con mil alas, y que canta con incontables trinos, siempre solo? ¿Son tierra y cielo espejos? ¿Es el aire espejo del aire, y el gran pájaro único se multiplica su soledad en apariencias miles? (¿Y por eso le llamamos, los pájaros?) ¿O quizá no hay un pájaro? ¿Y son ellos, fatal plural inmenso, como el mar, bandada innúmera, oleaje de alas, donde la vista busca y quiere el alma distinguir la verdad del solo pájaro, de su esencia sin fin, del uno hermoso? ( De Confianza)
Afán para no separarme de ti |
|
||||||||||||||||||||||||